La sensibilidad dental o hipersensibilidad dentinaria, comúnmente conocida como dientes sensibles, es una de las causas más frecuentes de dolor y molestias en los dientes. De hecho, al tratarse de un problema muy frecuente entre la población adulta a menudo no se le presta la importancia que merece. Sin embargo, si la sensibilidad dental no se trata de forma correcta puede desencadenar la aparición de enfermedades bucodentales más series como caries, gingivitis o periodontitis.
¿Qué es la sensibilidad dental?
La hipersensibilidad dentinaria se trata de un dolor agudo y transitorio del diente que puede ser moderado o intenso y que se produce frente a determinados estímulos como alimentos o bebidas muy fríos o calientes, alimentos ácidos o azucarados o a la presión táctil como ocurre durante el cepillado dental. Normalmente el dolor es localizado y desaparece cuando se retira el estímulo que lo provoca.
¿Por qué se produce la sensibilidad dental?
La sensibilidad dental se desarrolla cuando la dentina, que es la capa del diente que está debajo del esmalte, queda expuesta. Esto se produce principalmente debido al desgaste del esmalte o a causa de la retracción de la encía.
¿Por qué es importante tratar la sensibilidad dental?
Entre otras razones, es frecuente que durante el cepillado dental se produzca dolor al rozar los dientes sensibles. Esto puede provocar que el cepillado no se realice de la forma adecuada o incluso se evite, empeorando la higiene dental, lo que puede tener graves consecuencias sobre nuestra salud bucodental. Por ello es importante que desde el primer síntoma de sensibilidad dental acudamos al dentista para tratar este problema antes de que la situación empeore.
Cómo prevenir la sensibilidad dental
Para evitar y combatir la sensibilidad en los dientes es importante tener en cuenta las siguientes medidas preventivas:
- Tener unos buenos hábitos de higiene bucodental. Es fundamental realizar un cepillado dental con la técnica adecuada y utilizando una pasta dentífrica poco abrasiva.
- No cepillarse los dientes inmediatamente después de comer, especialmente si ingerimos alimentos ácidos (frutas como naranjas, limón, zumos, etc.) o azucarados (refrescos, dulcas, etc). Cuando ingerimos cualquier alimento o bebida se modifica el pH de la boca, aumentando la acidez. Si cepillamos justo después de comer podemos dañar el esmalte de nuestros dientes, así que es recomendable no cepillarse los dientes de forma inmediata, sino esperar que pasen al menos veinte minutos después de comer. Además de esperar un tiempo antes de cepillarnos los dientes, enjuagarnos la boca con un vaso de agua tras ingerir un alimento o comida también ayuda a restablecer el pH adecuado de nuestra boca.
- Evitar tomar alimentos con temperaturas muy extremas, es decir muy fríos o muy calientes.
- Evitar el consumo de tabaco ya que este favorece la aparición de enfermedades periodontales que pueden provocar retracción de las encías, incrementando la posibilidad de sufrir sensibilidad dental.
- Corregir malos hábitos como el uso de palillos de madera, abrir paquetes con los dientes o rechinar los dientes (bruxismo).
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